INFLUENCIA DEL MARKETING

Por salirnos ligeramente de los temas habituales de cata, hoy llevaremos a cabo una degustación un tanto atípica. Una cata que olvidará variedades, estilos y añadas. Que no le dará importancia al nombre de la bodega ni al enólogo. Hoy elegiremos los vinos de forma “superficial”. Nos centraremos únicamente en la apariencia, dejándonos influir por ciertos palabros de tendencia hipsteriana tales como: el Marketing, Storytelling y el Packaging de nuestros vinos.

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Antes de comenzar, tendremos que tener claro qué son cada uno de estos conceptos:

-El Marketing: Es una disciplina dedicada a analizar el comportamiento de los mercados y de los consumidores para captar, retener y fidelizar a los clientes a través de la satisfacción de sus necesidades. Teniendo como meta final la venta del producto.
Para cumplir con esos objetivos utilizaremos distintas herramientas que ayudarán a situar nuestro producto o marca en la mente del consumidor. Entre ellas tendremos el: Storytelling y el Packaging.

-El Storytelling: Es la capacidad de contar historias relativas a la marca que capten la atención del potencial consumidor, despertando en él ciertas emociones. Es una herramienta para conectar y empatizar con los clientes.

-El Packaging: Es el empaquetado en sí, pero actualmente la palabra packaging se refiere además al diseño de envases cuyo objetivo principal es atraer la atención de los consumidores y crear un elemento diferenciador frente a la competencia.

Tras estas pinceladas, vamos a centrarnos en lo que realmente nos ocupa, el mundo del vino.
A grosso modo, podemos diferenciar dos tipos de compradores de vino. Por un lado tendremos aquellos que compran de forma repetida las mismas marcas por temor a llevarse “sorpresas”, un cliente conservador y tradicional; frente un grupo de clientes, cada vez mayor, que decide arriesgarse en sus compras y dejarse sorprender por lo desconocido.
¿Alguna vez os habéis dejado influir por la historia que sostiene una marca? ¿Acaso una etiqueta o nombre pegajoso ha conseguido inclinar la balanza hacia la compra o rechazo de un vino?
Si alguno de vosotros ha contestado sí a alguna de estas preguntas, se encuentra en el segundo grupo de consumidores y me atrevería a declararos “víctimas” de las técnicas de marketing.

Inevitablemente al utilizar el término “víctimas” nos vamos a la connotación más negativa de la palabra y esto nos hace cuestionarnos si el marketing es un arma de doble filo. Se duda si éste aporta un valor agregado a una marca de calidad o, si es exclusivamente una estrategia de ventas para vinos que de otra forma no tendrían un hueco en el mercado. Como siempre, el equilibrio entre ambos extremos permitirá a las bodegas incrementar y mantener las ventas, llegando a nuevos clientes potenciales y afianzando su marca con el paso del tiempo.

Nuestra cata de hoy cuestionará los aspectos tratados hasta ahora. Veremos si nuestro gusto se ve influido por una curiosa historia, un packaging impactante o un nombre creativo. Hoy no puntuaremos los vinos en función de sus características (ni nuestras preferencias) sino que, jugaremos a intentar acertar el precio de los vinos antes de catarlos así como ver si hemos cambiado de opinión tras la degustación.

La selección de vinos, como ya comentábamos al principio del post, se ha realizado simplemente por su estética y el valor añadido de ciertos detalles, la historia que nos cuentan, etc. Serán vinos muy variados, de distintas D.O. pero siempre de territorio español. Casi todos serán de distintas variedades (predominando los monovarietales) y de producciones y estilos que van desde vinos del año que apenas pasan un trimestre en barricas hasta un 2010 con 12 meses de crianza. Hasta aquí todo marcha bien, ahora veremos qué tanto nos influye su “físico” y su historia y ver si los precios reales y posibles se corresponden.

LA CATA

petit-pittacumPetit Pittacum. 2015.
Precio: 6’50€ (Bodeboca)

Lo que ha llamado mi atención de este vino es su etiquetado. Con una cápsula divertida de estilo marinero y una etiqueta con troquelado en forma de gota consiguieron que lo eligiéramos como nuestro vino más joven.

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Castillo de Belarfonso. 2014.
Precio: 6’80€ (Lidl)

Castillo de Belarfonso es lo que los franceses llaman “un vino de sed”. Su principal cometido es ser un vino fresco que invite a seguir bebiéndolo tras cada trago. Lo curioso de este vino es el por qúe de su imagen. En él aparece un castillo hinchable muy colorido que nos recuerda a aquellas fiestas de cumpleaños con olor rancio a calcetines, cuya única finalidad es la de mofarse de aquellas bodegas que han exprimido el recurso de llamarse “Castillo de…” y que tanto recurren a los escudos heráldicos como símbolo de nobleza.

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El Cabronet. 2013.
Precio: 9’90€ (Bodeboca)

Salta a la vista por qué este vino debía entrar en nuestra cata. No sólo es un vino de nombre arriesgado e irreverente, que conquista por su llamativa botella roja y por los 60 insultos que la ilustran, sino que no dejaron de llamarnos la atención los detalles que la rodean. Sólo hay que leer su nota de cata:

De color Rubí intenso, un poco “malparit” y “toca pebrots”. Aroma de “pelacanyes” con recuerdos de “taral·lirot”. En boca es bastante mal hablado, con una entrada “bocamolla” y una persistencia en boca suave y más lenta “que el caballo del malo”. El Cabronet es un vino de lo más indicado para achisparse, embriagarse y disfrutar de la vida, que son dos días y uno fue ayer. Salud y alegría!”

O pararse a jugar al “Joc del Cabronet”, la mejor forma de decidir quién paga la cena. Haz girar la botella. Si te señala estás cardat!
Sin duda, un vino para disfrutar en un ambiente amigable y francamente distentido.

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jaspi-negreJaspi Negre. 2013.
Precio: 7’60€  (Vinoteca Venta con Denominación)

Uvas procedentes de gran diversidad de fincas de diferente composición mineral y edades desde 15 hasta 90 años. Creado para satisfacer una amplia variedad de paladares, y que pretende ser un buen representante de su D.O. y presentar la gran identidad del entorno.

Media crianza. Envejece de 3 a 4 meses en barricas de roble francés y americano y un año en depósito subterráneo de cemento.

Con su etiqueta que denota libertad y un toque sutil de feminidad no podía faltar este vino en nuestra lista. El juego de la acuarela con detalles metálicos tanto en etiqueta como en cápsula atrajeron totalmente nuestra atención.

s-aylesS de Aylés. 2013.
Precio: 10’50€ (Bodeboca)
En este caso nos decantamos por S de Aylés no sólo por su estética moderna y elegante, sino por ser un vino de Pago. Éste termino es una indicación geográfica específica que garantiza la procedencia de una zona geográfica, con unas características de terreno y microclima específicas, que lo diferencian como único y exclusivo de otras zonas de su entorno. Un monovarietal de una denominación de origen muy especial en la que se amparan ciertos vinos singulares.
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El Recio. 2013.
el-recioPrecio: 11’90€ (Bodeboca)
La elección de este vino se debe a tres importantes factores: Su etiqueta, que expresa serenidad y fortaleza así como una mezcla entre juventud y la experiencia de la vejez; el nombre de la bodega: Matsu, que en japonés significa “Esperar” destacando una de las principales virtudes en el mundo del vino; y el uso de técnicas biodinámicas y viñedos ecológicos. Matsu apuesta por la agricultura ecológica (sin emplear herbicidas, insecticidas….) y una elaboración natural y biodinámica, poco intervencionista, para obtener vinos fiel reflejo del ‘terroir’ y de sus cepas viejas.
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lurLUR. 2010.

Este vino tiene varios factores donde el marketing entra en juego. Nuevamente el nombre es importante: Lur significa “tierra” en euskera, uno de los cuatro elementos fundamentales para el vino.

Además del packaging: no sólo tiene una etiqueta de estilo ecológico sino que guarda ciertos detalles que la hacen única. En primer lugar nos encontramos con escritura en braile
en la etiqueta frontal, y en la contra hay una sección recortable para llevarte un recuerdo de la botella y saber qué vino has bebido con solo echar mano al bolsillo.
Y por si esto fuera poco, cada botella viene acompañada de una carta en la que aparece la ficha de vinificación, las notas de cata, premios y medallas que ha obtenido el vino, entre otras cosas. Firmado por los enólogos y el bodeguero.

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CONCLUSIONES

Para llevar a cabo un análisis global de la influencia del marketing sobre los catadores decidimos llevar a cabo un juego: adivinaríamos los precios tras conocer todos los detalles de los vinos, las historias que esconden sus marcas y dejándonos influir por su aspecto.
Por lo tanto, recopilamos en la siguiente tabla (Tabla 1) el precio que cada compañero le puso a los vinos (columna A) frente a la diferencia con el precio real (columna B). Además calculamos el desfase o error medio que cometieron los catadores para tener una forma fácil y rápida de ver quien se ha acercado o alejado más de todos los precios. Es decir, aquellos con puntuaciones cercanas a cero serán los “más realistas” mientras que, quienes tengan puntuaciones más alejadas serán los “más influenciables” en cuanto a marketing se refiere.
Tal como aparece en la Tabla 1 Mario ha sido el que más se ha acercado a los precios reales seguido por Arturo. En el bando contrario tenemos a Lara y Bea como las más influenciadas.
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Tabla 1

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Tabla 2

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En esta segunda tabla, enfrentamos botella a botella el precio real frente a la media que obtuvimos de la clase. Y en la última columna tenemos la diferencia entre ambos precios.
De estos datos podemos llegar a la conclusión de que el vino S de Aylés (Pago de Aylés) es el que se pensó más caro en relación a su precio real.
Frente a LUR que, a pesar de su etiqueta, estética general y carta de presentación ha obtenido un precio menor al que realmente tiene.
¿Podemos decir que somos víctimas del marketing?
Es un poco complicado de adivinar pero sí es cierto que nos dejamos influir por la imagen en todas sus variantes.
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 *Si quieres ver la presentación completa pincha aquí victimas-del-marketing-pdf