K-PILOTA, HONDARRABI ZURI Sobre lías. 2018.

En mi última escapada por Navarra y el País Vasco, estuve degustando caldos característicos de cada región, y me traje para casa una botella de éste, la cual compré en un supermercado, no se si me llamo la atención la botella, la marca (que es la del famoso cocinero Karlos Arguiñano), pero si sobre todo puesto que ya estaba cursando Vitivinicultura su crianza sobre lías, entendí pese a mi poca experiencia que sería algo diferente a los Txacolí que había estado probando. Lo guardé buscando una ocasión especial con los amigos, no obstante puesto que este año pasado y éste, ha sido y es complicado para las reuniones, decidí usarlo para la cata, puesto que me parecía algo diferente y aquí os dejo la ficha técnica y mis notas de cata.

Grado: 11.5 %vol

Acidez tartárica 7.36 g/l

pH: 3.15

Acidez volátil: 0.17 g/l

Crianza: al menos 5 meses sobre sus lías en depósito de acero inoxidable a temperatura controlada.

Variedad: Getariako Txakolina.

Precio Botella: 8.5 euros

Tipo de tapón: sintético

Tipo de botella: Bordelesa.

FASE VISUAL:

Brillante, limpio,  con color amarillo pálido.

FASE OLFATIVA:

Intensidad media con notas florales y cítrico.

FASE GUSTATIVA:

Es un vino franco con carácter fresco y sabor a fruta ácida.

Comentario: No soy muy experta en los txacoli, pese a que presenta el sabor y el aroma a fruta ácida de dicha variedad, la crianza en lías le aporta algo distintivo a los otros que he probado. Puede que la relación calidad-precio sea elevado, igual debido a la marca. Pese a todo, lo volvería a comprar y seguir probando.

Os dejo la información encontrada sobre él por si os parece interesante:

Bodega K5, cuya cara visible y más mediática es el cocinero Karlos Arguiñano, tiene nuevo txakoliK Pilota. Su nombre es todo un homenaje a la pelota, deporte vasco por excelencia y la K, como no podía ser de otra manera por el nombre de la propia bodega. El televisivo Arguiñano menciona que está hecho «con  la uva autóctona Hondarribi Zuri 100% de los viñedos jóvenes, es la nuestra de toda la vida y lo ha cocinado nuestro enólogo Lauren Rosillo«.

K Pilota constituye la nueva apuesta de Bodega K 5, un proyecto de Karlos Arguiñano junto a otros socios que arrancó en el año 2005, con instalaciones diseñadas por los arquitectos Alonso & Balaguer y que pertenece a la Denominación de Origen Getariako Txakolina. De K Pilota el propio Arguiñano dice que es «un vino frescojoven y alegre«.

Tras su buque insignia, K5, se han decidido por K Pilota, un homenaje a la pelota vasca donde se busca un gran relación calidad-precio. En palabras del cocinero: «un vino más, pero bien hecho y con futuro, que no sea que pase un año y ya no sirva; como el K5 va a ir mejorando año tras año en botella y eso no se había hecho todavía en Euskadi con el txakoli y lo estamos consiguiendo. Es un gran logro para el vino vasco«.

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Una imagen de K Pilota durante su presentación en el Frontón Bizkaia de Bilbao.

A la búsqueda de un enólogo

Con una crianza de al menos 5 meses sobre sus lías en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada K Pilota es un vino que lleva la firma del enólogo Lauren Rosillo. Así cuenta Arguiñano cómo comienza su relación: «Con mis socios decía nosotros hemos comprado el monte, montado la bodega y nos mirábamos a la cara y decíamos, ¿quién va a cocinar el vino?», sonríe. «Acudimos a alguien como Lauren Rosillo, uno de los grandes enólogos que hay en España, vinculado a Finca Valpiedra y Finca Antigua, es decir que hace millones de litros de calidad que se venden por todo el mundo. Y estamos muy contentos».

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Lauren Rosillo y Karlos Arguiñano, cómplices y «culpables» del lanzamiento del txakoli blanco K Pilota.

Lauren Rosillo: «El vino sigue muy ligado a la tierra y eso tenemos que preservarlo… que continúe vinculado al minifundio, al trabajo artesanal y a un producto sano».

Y el punto de vista del enólogo es este: «Karlos empezó en 2009 con este proyecto, como conocía mucho Finca Antigua y le gustaban los vinos me llamó… Y la idea que yo tenía del txakoli es la de todo el mundo: insípido, agrio… Pero me lancé porque es al revés, porque tiene más extracto que un Verdejo o un Viura. Por eso digo que nuestro progreso ha sido el regreso, el volver a creer en la variedad. En 2010 Arguiñano quería hacer una cosa seria y para mi fue un reto».
Sobre su relación laboral con Arguiñano añade: «llevo cerca de ocho años con él, no tengo más ayuda de otros enólogos o más técnicos, trabajo directamente en el viñedo y estoy contento y presumo de que K5 es el mejor blanco que hago, con capacidad de envejecimiento», así de claro.

K Pilota visto por su enólogo, Lauren Rosillo

«K Pilota tiene una vocación de envejecer tres o cuatro años al menos» explica Rosillo. «Procede de viñedos más jóvenes y tras su crianza sobre lías de cinco o seis meses, las lías le enriquecen de manoproteínas, le agrandan la boca y sobre todo lo hacen muy longevo: no tanto como K5, pero en tres o cuatro años seguro que va a estar muy rico». Lo considera «un vino más de poteo, del momento«.
Tanto de K5 como de K Pilota recalca que resultan «vinos digestivos, tan naturales, muy gastronómicos«. Para el enólogo «como son tan frescos y tienen tan buena acidez maridan muy bien con muchos platos. Son vinos para disfrutar, de los que tenemos que estar orgullosos para salir a vender fuera».

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Hondarribi Zuri, la uva uva autóctona con la que elabora el txakoli K Pilota de Bodega K 5.

Un vino de la tierra frente a la globalización creciente

K Pilota es un txakoli de su tierra. El viñedo está en la localidad de Aia (Gipuzkoa), a 300 m de altura sobre el Cantábrico y el suelo y el clima lo moldean. Rosillo defiende este aspecto sobre todo: «Del vino si algo tenemos que intentar evitar es la globalización, que el vino siga ligado a las familias, a las pequeñas fincas, no como ocurre en otras bebidas como es el caso de la cerveza que en el mundo la controlan cuatro. Sin embargo, el vino sigue muy vinculado a la tierra y eso tenemos que preservarlo, este con estas características, otro con otras, pero que continúe vinculado al minifundio, al trabajo artesanal y a un producto sano«.

Tecnovino K Pilota txakoli Arguinano 5
La presentación del txakoli estuvo ligada al deporte de pelota.

Notas de cata de K Pilota y sugerencias de maridaje

Fase visual
Brillante, limpio y cristalino, de intensidad media, con color amarillo verdoso pálido y destellos alimonados.
Fase olfativa
Intensidad alta con notas de manzana reineta y claras notas minerales propias del terruño. Destacan las notas de flores blancas como la manzanilla y los frutos cítricos como el pomelo y la lima.
Fase gustativa
Su gran volumen en boca lo convierte en un vino redondo y glicérico sin perder el carácter fresco y atlántico de los txacolís.
Sobre su maridaje Bodega K5 lo considera ideal para aperitivos y comidas ligeras: tapas, sushi, mariscos, pescados y carnes blancas.

A solas con…GODEVAL CEPAS VELLAS

A solas con…GODEVAL CEPAS VELLAS

Bodega: Bodegas Godeval

Variedad: 100% Godello

Añada: 2018

D.O: Valdeorras

% Alcohol: 13,5% VOL.

Precio: 15,5€

 

El vino elegido para la cata es un vino blanco elaborado por Bodegas Godeval en la localidad de O Barco de Valdeorras, enclave cuyo terruño pizarroso dotará a este caldo de un marcado carácter mineral.

Se trata de un vino monovarietal de uva Godello, variedad ancestral y autóctona casi extinta tras el ataque de la filoxera, y que se recupera gracias a esta bodega durante los años 80. Nos encontramos concretamente, ante un godello de 6 meses de crianza sobre lías en depósito inox, elaborado a partir de sus viñedos más antiguos (35 años).

Terruño típico de los viñedos

 

NOTA DE CATA

Temperatura de servicio recomendada: 7-10ºC

Descorche: Corcho natural.

Fase Visual: Color amarillo limón con ligeros tonos verdosos, muy brillante y cristalino.

En nariz: Intensidad aromática media, agradable, a copa parada emanan notas de fruta madura, que se harán más latentes al mover la copa, pudiendo identificar manzana y pera, y notas herbáceas de hierbas aromáticas como el hinojo y el tomillo.

En boca: Equilibrado, con la acidez justa para acentuar su frescura. Con cuerpo y volumen, capaz de llenar el paladar de mineralidad y sabores complejos que perduran en boca, acompañados de una sensación de calidez final muy agradable, fruto probablemente de sus 13,5%.

 

Un vino blanco sorprendente, lleno de matices y cargado de sensaciones, donde parece que su terroir pizarroso se abre paso para contarnos una larga historia a través de sus cuidadas lías, testigos silenciosos de gélidos inviernos y abrasadores veranos en el valle del Sil.