Jarrarte 2019 es uno de los vinos jóvenes que elaboran Abel Mendoza y Maite Fernández en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). La pequeña bodega elabora una amplia gama de vinos, muy artesanales, pasión que les ha llevado a ser reconocidos como unos de los grandes vitivinicultores de la DOCa Rioja a nivel mundial.
Vino muy limpio, brillante, de color rojo picota, con cerco en el que aún se aprecian ligeramente algunos matices cardenalicios y de capa media alta. En nariz oferta una enorme intensidad aromática en la que armonizan perfectamente la fruta roja que transita de su frescura inicial a más madura, caso de cereza, grosellas y moras. En boca irrumpe con un enorme frescor y vida, propia de una maceración carbónica suave. Se muestra goloso, muy suave y caliente por su alto grado alcohólico para un vino del año, con una acidez perfectamente acoplada. Pleno, incluso poderoso, pero no difícil de beber. El retrogusto eleva su enorme potencial en nariz. De recuerdo largo, deja al final tímidas notas propias de una maceración con raspón.
Conclusiones
Vino joven que se pueden encontrar en vinotecas y tiendas especializadas por un precio que ronda los 7-8 euros y que, si bien no es de la añada más reciente, no solo aguanta perfectamente en botella, sino que gana en ella.
Su presentación, además, hace un guiño a lo juventud del vino, con los tonos morados en etiqueta y cápsula, y a la variedad de la uva empelada, Tempranillo, cuya hoja de otoño está también presente. Al descorchar, la presencia de un corcho natural en un vino de año y de consumo rápido ya refleja que estamos ante un producto cuidado.
Con esta añada, Abel Mendoza y Maite Fernández celebran los 30 años del primer Jarrarte maceración carbónica que salió al mercado, en 1989, un año después de crear su bodega.
El vino expresa perfectamente la personalidad, creencia y pasión de Abel y Maite. El vino se hace en el viñedo, con respeto al medio ambiente y con producciones reducidas, muy por debajo de los límites que marca el Consejo Regulador de Rioja.
Algunas opiniones
“Abel y Maite están detrás de algunos de los vinos más curiosos, escasos y buscados de Rioja. Encarnan a la perfección el concepto borgoñón del viticultor que trabaja con dedicación sus viñas y las traduce en vinos personales fruto de la interpretación de los diferentes terruños”, dice Spanishwinelover.
Tim Atkin, Master of wine y una de las grandes voces en el mundial la consideró Bodega del Año en 2015, cuando hizo su primera clasificación de Rioja por bodegas y vinos que elaboran.
“Es nuestro origen, el punto de partida, el lugar del que brota nuestra vida, nuestra casa, nuestras viñas… nuestros vinos.”
Bodegas Tierra
Bodegas Tierra
Hoy he optado por un vino de mi pueblo, de mi tierra, un vino de Labastida, la Bodega elegida para esta cata ha sido BODEGAS TIERRA DE AGRÍCOLA LABASTIDA
Situada en el Barrio del Olmo, barrio judío por excelencia de Labastida, se trata de una construcción compuesta por cuatro casas y un patio trasero. Bajo ellas se encuentra un curioso y divertido entramado de cuatro cuevas diferentes que datan de entre los años 1400-1500, un excelente espacio para el reposo de sus caldos.
500 barricas de diferentes tipos de robles descansan en la parte superior, manteniéndose durante todo el año a la misma temperatura y humedad de manera natural.
La viticultura ha estado siempre unida a su familia. Sus antepasados han vivido en Labastida y sus alrededores, rodeados de cuevas, viñedos y jarros de vino y generación tras generación, de padres a hijos, han ido transmitiendo su amor y su pasión por el vino y la tierra.
Veinticuatro hectáreas propias, seis alquiladas y dos minuciosos productores de Labastida y de San Vicente de la Sonsierra.
Así nacen sus preciados caldos, ante la atenta mirada de la sierra de Toloño. Creen que el secreto de una buena parcela está en saber combinar suelo, orientación y variedad. Para esta bodega cuidar y mimar el Terroir es muy importante, le dan suma importancia a esa peculiaridad de la Tierra de Rioja Alavesa, en toda la variedad de vinos que ellos producen es algo que destacan.
Si os apetece saber y ver algo más de la Bodega aquí os dejo un video sobre ellos:
https://www.youtube.com/watch?v=p-nXUPy1jrg
Sobre el Enólogo??
Carlos Fernández es el enólogo de Bodegas Tierra y propietario junto con su familia.
Fue alumno del primer master de tres años que se llevó a cabo en Laguardia sobre Enología. Pero el mejor maestro ha sido su hermano Fidel con esa idea infatigable de “elaborar, elaborar y elaborar vino”.
A sus 47 años se considera tan viticultor como bodeguero, y tras 29 años elaborando vino en la parte alta de su pueblo, en la zona de la judería de Labastida, ahora sí puede decirse con rotundidad que el hijo de Fidel y el nieto de Emilio tiene verdaderamente metido en los tuétanos el encantamiento del Vino. La magia que va saltando en la Comarca de generación en generación.
“En mi familia somos la tercera generación elaborando vinos. Mi abuelo paterno Emilio era de Casalarreina, fundador de la Cooperativa Solagüen de Labastida en 1964. Hasta 1991 estuvimos vendiendo nuestras uvas a Solagüen y trabajando en mil cosas cada uno de los tres hermanos. A partir de ahí creamos nuestra bodega y hoy es de los que conoce el viñedo, las cepas, las cuevas, los lagares, la historia de la Comarca. Hasta las huellas de los animales que atraviesan por el interior de sus viñas. Toda la vida funcionando en estos lares. “Admiro a la gente que lleva aquí toda la vida. A los vecinos que han labrado todas sus viñas y cuidando un viñedo que les dejó su padre. A los que han vivido y viven el viñedo de verdad. Les admiro como a nadie más puedo admirar de igual manera”.
Si hay que definir a Carlos Fernández Gómez, debe decirse que es locuaz, cristalino y sincero. De los que hablan con franqueza. De esas personas que parece tener algunas cosas muy bien pensadas a estas alturas de su vida. Por eso a veces sus pensamientos caen como un hacha sobre un tronco que va ser cortado.
El vino elegido: FERNÁNDEZ GÓMEZ 2019
Se trata del vino tinto joven de la familia, del benjamín. Fernández Gomézson los apellidos de esta saga, a ellos en cada vino que elaboran les gusta rendir homenaje a algún miembro de su linaje, a su padre por ejemplo le dedican Tierra Fidel Tinto y el Tierra Fidel Blanco, La Abuela Visi es un vino que honra a su abuela…
Para la elaboración de este vino, utilizan la vendimia manual en carros de 2.500 kilos. Este vino tiene una elaboración tradicional, Maceración Carbónica de Rioja Alavesa, la fermentación alcohólica se realiza con la uva entera en depósitos cerrados de hormigón. Permanecerá almacenado en depósitos de hormigón hasta su embotellado.
Como ya he dicho antes, Carlos sigue elaborando por este método tradicional, por que para él todo lo que tenga que ver con las costumbres, herencias familiares, tradiciones etc, son su punto de partida.
Maceración Carbónica
Me parece interesante explicar un poquito en que consiste la Maceración carbónica ya que es un proceso que todavía se hace en Rioja Alavesa. La maceración carbónica es un proceso fermentativo en el cual los racimos de uvas pasan a los depósitos enteros sin despalillar y en una atmósfera muy pobre en oxígeno, menos del 1%. La idea es introducir en un depósito los racimos enteros y sanos de las uvas, puede conseguirse con el propio CO2 que desprende el mosto de las uvas que se aplastan en el fondo del depósito cuando comienzan a fermentar, o añadiendo CO2 previamente al depósito para introducir las uvas en una atmósfera pobre en oxígeno. Este proceso dura unos siete días y después se pasa a prensar las uvas y fermentar el vino de manera tradicional. De esta forma conseguimos vinos muy aromáticos y frescos que son la alegría de cualquier mesa. Este proceso para elaborar vino es muy delicado y supone una serie de cuidados en la elaboración muy importantes.
Debido a la ausencia de oxígeno dentro de la uva se producen una serie de cambios fisiológicos, como por ejemplo la degradación del ácido málico, lo que hace los vinos más fáciles de beber, menos ásperos y otros procesos enzimáticos que aumentan de manera notable su capacidad aromática. En cata su sabor y aromas son muy agradables y frutales.
Este proceso para elaborar vino es muy delicado y supone una serie de cuidados en la elaboración muy importantes.
Cata Descriptiva
Como vemos la botella utilizada para este vino, es la bordelesa de 75cl, la etiqueta frontal es algo clásica donde se puede ver una especie de bodegón floral-frutal con animales muy típicos de la zona, como son: el conejo, mariposa, libelula, golondrinas… Destaca la aparición del término Rioja Alavesa, como he dicho anteriormente para esta bodega su origen y su tierra es muy importante.
En el reverso de la botella, en la contraetiqueta nos dice que tiene 13%vol y que esta hecho con un 90% de Tempranillo, 5% Viura y 5% Garnacha y que esta elaborado con uva de sus viñedos propios.
Como vemos en este video en el descorche nos encontramos con un encapsulado bastante sencillo y un corcho técnico 1+1, en el corcho viene serigrafiado Rioja Alavesa y Labastida. Al ser un vino tinto joven de rotación rápida tampoco precisa de más calidad.
https://www.youtube.com/watch?v=knnzWUISA_M
En este segundo video se aprecia como al servir el vino en la copa destaca el color cereza violácea, ya que todavía el vino está muy vivo y le quedan los violetas, se acentua el brillo y la limpidez , no apreciandose turbidez por ningún ángulo de la copa. También se ve como la intensidad de capa es media ya que como veis se ve la sombra por abajo.
https://www.youtube.com/watch?v=fOPaTUPJuEE
En la nariz, la primera impresión a copa parada fue de olor a reducido, me sorprendió un poquito, pero si que es cierto que una vez oxigené el vino ese aroma desapareció para dar paso a un aroma agradable, fino, con toques de fruta roja, que en este caso me recordaban a fresa, una fresa un poco ácida, también tiene un toque a frambuesa, olores característicos de la maceración carbónica, la duración de estos aromas en nariz fue media.
En boca, es un vino que dice mucho, muy expresivo, mi primera sensación fue muy agradable, un vino equilibrado en cuanto a acidez y frescura se refiere, un vino que me recordó a las gomínolas de fresa que comía cuando era niña, con un tanino suave, rico y bueno, sin ningún tipo de astringencía. Me parecio un vino bastante redondo y franco ya que me supo a lo que me olió. La presistencia en boca también fue media, ya que no se fue rápido pero tampoco perduro mucho tiempo en boca.
Valoración final:
Para ser un vino de año, de 2019, esta muy rico, todavía conserva bastante bien los aromas, y en boca resulta muy agradable con ese equilibrio entre su acidez y frescura.
Mi valoración para este vino sería de 14/20, por lo tanto le daría un notable, considero que es un vino de año muy bien ejecutado, y que me ha gustado, a mi personalmente me gustan los maceraciones carbónicas, esa potencia de la fruta en boca, me parece un vino muy fresco, expresivo, vivo y fácil de beber.
Con respecto al precio, a mi me costo 4E la botella, mi valoración sería 7/10, comparando precios con otros maceraciones carbónicas de la zona, esta bastante bien de precio.
VINOS CON LOS QUE SE PUEDE COMPARAR:
Mitarte Maceración Carbónica 2019, de Bodegas Mitarte de Labastida.
Precio: 3,95E
Muñarrate 2019, Maceración Carbónica de Bodegas Solabal en Abalos.
Precio: 4,95E
Murmuron 2019, maceración carbónica de Bodegas Sierra cantabria de san Vicente de la Sonsierra
Precio: 5,70E
Maridaje:
Recomendado para comidas informales, tapas, quesos y platos típicos riojanos, como las patatas a la riojana…
Conclusiones:
Es un tinto fácil de beber, resulta fresco y agradable y yo lo recomendaría para ir de poteo (txikiteo). Se puede beber en cualquier época del año, por que a la vez que refresca también va calentando por dentro (Jajjajaja).
Acabo esta entrada en el blog con otra cita de esta gente:
Este vino fue sueño de nuestros abuelos, esfuerzo de nuestros padres, es fruto de nuestro trabajo y el futuro de nuestros hijos.
Descripción: se trata de un crianza de 2018 elaborado de forma tradicional en la región de Rioja Alavesa, concretamente en Navaridas, un pequeño pueblo con tradición vitivinícola. Su elaboración se desarrolla en las Bodegas Rodolfo García Martelo, bodega familiar que elabora de forma tradicional(maceración carbónica), en lagos abiertos con el pisado de la uva, para una extracción lenta y completa de todos los componentes del hollejo.
Se trata de un vino con una graduación de 14,5% vol., compuesto en su mayoría de la variedad tempranillo(90%), y un 10% restante, con la variedad graciano, que le aporta una acidez y una estructura característicos al vino. Su envejecimiento se lleva a cabo en barricas de roble americano en su mayoría, y su venta esta destinada a particulares, bares y restaurantes del territorio nacional. El precio de la botella en bodega es de 5€, en restauración lo podemos encontrar a precios de entre 10 y 12€.
CATA: La temperatura a la que estamos catando este vino es de unos 13-15ºC. En primer lugar descorchamos la botella y observamos el tipo de corcho que se utiliza, en este caso se trata de un corcho natural de primera, de la empresa AMORIM, situada en Navarrete.
Fase visual: Encontramos un vino limpio y brillante, con una intensidad de color media-alta, ya que a pesar de haber pasado por barrica, no olvidemos que procede de una elaboración de maceración carbónica, donde los vinos adquieren una alta intensidad de color (+azules). Tras el paso por barrica, ha ganado en rojos, reflejándose tonos rubís.
Fase olfativa: Se trata de un crianza diferente al que podemos estar acostumbrados(despalillado), ya que, a copa parada, seguimos detectando los aromas primarios predominando sobre los terciarios(de crianza). Al agitar la copa, empezamos a notar esos toques avainillados tan típicos del roble americano, pero el poder aromático de la fruta sigue resaltando sobre estos, dándonos aromas de frutas más maduras, como puede ser la ciruela pasa. Su graduación, a pesar de ser alta, esta bien disimulada, y no se aprecia un aroma demasiado alcohólico.
Fase gustativa: En boca, crianza ligero en la entrada. Lo primero que detectamos es el dulzor en la punta de la lengua, seguido de una suave aspereza en la parte central de la lengua, aportada por su paso por madera, no olvidemos que se trata de un crianza de 2018, embotellado hace apenas 2 meses y medio. Es un crianza fácil de beber, que a pesar de su grado, no se hace pesado ni ardiente, sino que transmite una ligera untuosidad que genera una entrada suave. En cuanto al gusto notamos esos avainillados mezclados con frutas maduras, y con el paso del tiempo, aparecen ciertos toques lácteos procedentes de la fermentación maloláctica. En el retrogusto, el vino nos sorprende con aromas acompotados y de manzana asada, que recuerdan al olor que desprenden los vinos recién pisados en los depósitos, cuando se encuentran en plena fermentación alcohólica y en movimiento constante.
Conclusión: En definitiva, nos encontramos un vino de aspecto brillante, con una buena intensidad de color, y tonos rubís, agradable en nariz, fino y con un carácter primario predominando sobre las vainillas y tostados del roble, que van apareciendo con el movimiento de la copa y que en boca tiene una entrada ligera y a su vez un buen equilibrio y complejidad que nos da gustos cambiantes pero agradables. Un vino agradable, equilibrado y completo.
La maceración carbónica es un proceso fermentativo en el cual los racimos de uvas pasan a los depósitos enteras, sin despalillar y en una atmósfera muy pobre en oxígeno, menos del 1%.
La idea es introducir en un depósito los racimos enteros y sanos de las uvas, esto puede conseguirse con el propio CO2 que desprende el mosto de las uvas que se aplastan en el fondo del depósito cuando comienzan a fermentar, o añadiendo CO2 previamente al depósito para introducir las uvas en una atmósfera pobre en oxígeno.
Durante generaciones, en la familia Sáenz de Samaniego se han dedicado a la viticultura. Una herencia de nuestros antepasados que llega hasta el día de hoy y en la que la pasión, el respeto y el amor por el viñedo y una tierra única como es Rioja Alavesa les guía a elaborar vinos con identidad, sentimientos y vida propia.
Me he decidido a presentar este vino por mi gusto a esta elaboración tradicional, la maceración carbónica, la fermentación más sencilla, natural y tradicional de un vino. Elaborado con uvas tempranillo, viura, graciano y mazuelo procedentes de viñedos jóvenes.
Al descorchar, nos encontramos un corcho de aglomerado, barato, ya que va dirigido a un producto de corta estancia en botella.
Ya en la copa apreciamos un color cereza intenso, de capa media y muy brillante.
El aroma sugiere frutas del bosque, fresco, como fresas silvestres.
En boca, resulta refrescante, con un sabor intenso y persistente a frutas frescas con un delicado y suave amargor. Fiel a su aroma. Poco tánico que lo hace ligero y fácil de beber
También destaco su versatilidad en el maridaje ya que es perfecto tanto para asados como para una ensalada, así como también para arroces o pastas.
Como valoración final, recomiendo este tipo de vino, Ostatu Tinto 2019 en particular, por su frescura y personalidad.
Una cata vertical se basa fundamentalmente en escoger diferentes botellas de vino de varios años, pero con un punto en común: han de ser de una misma bodega. Esta cata se ha planteado de manera diferente a una cata vertical convencional. Una cata vertical convencional trata de poner desde el vino más antiguo al más nuevo, pero en este caso se han mezclado los años con el fin de que los participantes de la cata tuviesen que hacer una aproximación de los vinos catados; eso sí, se les han dado los años para que no fuese tan complicado. Otro de los fines es que la cata sea más neutral y los participantes no se dejen guiar por las sensaciones de cata de los años respectivos a estos vinos.
Los vinos elegidos son todos de las bodegas Araico, en Villabuena de Álava, una bodega familiar con unos vinos clásicos de maceración carbónica y naturales. Estos vinos se han conservado en un calado, lugar idóneo donde tienen una buena ventilación, sin luz y con humedad. La historia de este calado es extensa, pero no es el momento para detenerse en este punto. Sirvan simplemente unas pinceladas: uno de los hermanos de esta familia, el que heredó esta bodega, restauró el calado y ha ido añadiendo cada detalle a lo largo de los años hasta conseguir la restauración completa de esta antigua bodega. En la actualidad, está destinado al turismo, y recibe numerosas visitas.
Los vinos que se han elegido se han conservado durante años en dicho calado, y son de los años 2004, 2008, 2009, 2010, 2015 y 2016. Son vinos de crianza, a pesar de que en esta zona los más destacados son los vinos de año de maceración carbónica o cosechero.
Para añadir juego a la cata, se planteó que uno de los vinos que se iban a catar pertenecía a otra bodega del pueblo. Esta broma (ya que todos los vinos eran de la misma bodega) hizo dudar a los participantes, pero la mayoría de ellos se atrevió a decir qué vino era el que pertenecía a otra bodega.
LAS NOTAS DE CATA
Según la siguiente foto, ordenamos de izquierda a derecha desde el vino 1 hasta el vino 6.
A simple vista, los que más color tienen podríamos decir que son el vino 6 y el 3. El vino 1 es el que mayor IC tiene y, el 2, el que menos.
VINO 1: 2010
Tiene olores a fruta madura, compota, mora y algo de humedad. Tiene bastante cuerpo, poca acidez en boca. Se nota que tiene bastante alcohol. A media boca se hace más dulzón, goloso con ligeros sabores a madera y a taninos secantes; al final tiene un sabor ligero a raspón.
VINO 2: 2015
Tiene olor a humo, aromas minerales, etc. Este vino podríamos decir que es más serio que el anterior. En boca es goloso, tiene un sabor a madera más intenso que el anterior, y un tanino más verdoso e intenso. Parece más joven. Es un vino equilibrado y tiene una mayor acidez que el vino anterior.
VINO 3: 2004
Olor a humedad, puede deberse al sitio donde se ha conservado, el corcho, etc. Después de realizar una agitación, el vino se va abriendo; para ello, es necesario darle un poco de tiempo. Se nota que es un vino antiguo, aunque podríamos decir que está equilibrado, que se conserva bien. Se podría concluir que este vino sabe mejor de lo que huele.
VINO 4: 2016
Este vino está limpio, no tiene olores a humedad como es el caso de los anteriores. Puede ser también porque es más joven y ha reposado durante menos tiempo. Tiene una nariz compleja. Se nota la maceración carbónica en estos vinos.
VINO 5: 2009
No es muy frutal, tiene un ligero olor a humo y podríamos decir que no tiene nada que ver con los anteriores vinos. Es bastante alcohólico en comparación con los vinos anteriores y tiene menos cuerpo que otros que hemos catado.
VINO 6: 2008
Es complejo, intenso, persistente. En la cata se comenta que es el vino más antiguo. Es el que más cuerpo tiene y al final de la cata podríamos decir que raspa un poco, pero es una sensación agradable.
La puntuación final obtenida en los vinos catados es la siguiente:
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