Eloi Cerdó quiso con este vino hacer un homenaje a su madre, de nombre Paquita, la cual nunca podrá contar con un chateux, pero esto no quita que pueda tener un vino a su nombre y a modo de broma, como si de un chateux francés se tratara. Eloi, se unió con el reputado enólogo mallorquín Francesc Grimalt, famoso por su más que conocido vino 4 kilos, y Eloi, sin bodega, ni viñedo, amparado por Francesc, lleva a cabo este curioso proyecto. Siguiendo los parámetros de la viticultura natural, realiza un vino sin sulfuroso añadido, y intentando elaborar un vino sincero, lo más natural posible, que recuerde al consumidor que el vino, se hace de la uva.

Vino elaborado con las variedades locales Callet, Mantonegro y Monastrell. Variedades fermentadas por separado y la Monastrell fermentada en una semi-maceración carbónica. Se realizaron bazuqueos muy ligeros y pisadas con las manos durante el proceso de fermentación para posteriormente trasbalsar el vino a barricas usadas de 500 litros. Se realiza el coupage y el vino descansa 3 meses en tinas y 6 meses en botella.

Cható Paquita es un vino ligero, alegre y de consumo fácil y festivo.

https://youtu.be/eA-JIP__bS4


Nota de cata:

En vista: en vista presenta un color cereza picota, brillante y de capa media-baja. Se nota que es un vino natural.

En nariz: Destaca las notas frutales, a frutos rojos, también destacan toques florales y a especias.

En boca: la acidez es muy buena, fresco, ligero, un vino bueno de beber

 

Artículo de JOSEP ROCA en la Vanguardia: https://www.lavanguardia.com/magazine/20140321/54403724973/vino-chateau-paquita-buena-vida-magazine.html

The Artisan Wine Fair de London es el escaparate de los vinos naturales para el mundo anglosajón. Allí Eloi Cedó Perelló lo presentó como anticipo, y ahora debuta en el mercado con un nombre gracioso: Château Paquita. “Es un homenaje a mi madre y todas las madres que no podrán tener nunca un château, ¡pero no quiere decir que no se lo merezcan!”, cuenta el enólogo. Cedó trabajó con Louis Antoine Luyt, discípulo de Marcel Lapierre (Beaujolais) en Cauquenes, Chile; aunque la inspiración por los vinos naturales le vino por su experiencia anterior en Nueva Zelanda. Ya sorprendió con un vino llamado Motor, de prensal blanc vinificada en ánfora, con la bodega 4 Kilos, de Felanitx, y ahora inicia su proyecto particular en Mallorca después de su periplo austral. Callet, manto negro, monastrell y syrah participan en esta primera entrega. Colores claros, estructura ágil, perfume de frutas y efecto efervescente auguran un paso en boca sin complejos. Su tacto es superficial, sin atisbos de dureza ni pretensiones a largo plazo. Inmediatez, accesibilidad, franqueza para un vino que transita por el paladar con celeridad, festivo, dicharachero. Quizás sea el momento de disfrutar del vino por el placer de beber, sin más, buscando fruta y más fruta, naturalmente. Viene una revolución lenta, del trabajo en acústico; un hombre, un viñedo, atendiendo a la importancia de la mano que mece el vino, como un amor de madre, auténtico y natural.