Os estaréis preguntando el porque del título, pues muy sencillo, porque es así, porque es mi gran ilusión, mi motor en estos tiempos, porque participo tirando de manguera o lo que haga falta a las “ordenes” del boss que es el que sabe y del que aprendo todos lo días. Y os voy a contar una historia, una historia verdadera, un poquito de marketing emocional para que conozcáis como son quienes hacen el vino porque “el vino de autor es poner tu personalidad en lo que haces y ese sentimiento lo convierte en algo distinto”. Y como os he dicho que solo os contare verdades…os diré que esta ultima frase me la he apropiado pero es de un genio, un ser singular y único, Ferran Adrià, allí donde yo pongo “vino” el pone “cocina” pero el sentido es el mismo a que si?.
Sin mas dilación comienzo con la historia…
CAPITULO I (LOS INICIOS)
Erase una vez un par de locos que se conocen en un lugar poco habitual (mejor omitirlo ja ja ) y empiezan a filosofar sobre levaduras, vinos y fermentaciones y he aquí que esos dos locos empiezan una vida en común siempre con un sueño en el horizonte… hacer vinos para disfrute de ellos mismos y de sus amigos. El tiempo pasa y llega el momento de hacer realidad ese anhelo y ahí es donde nace Zabdi Wines exactamente en el año 2018. Y que mejor lugar para comenzar que en Toro (mis orígenes), mi familia, sin tierras ni viñas, pero artesanos y musicos (otro tipo de locura) conocidos como los “banasteros” se han dedicado desde siempre a fabricar banastas para que otros pudieran vendimiar. Ahora con esas mismas banastas y de forma manual recogemos la tinta fina que crece en la finca La Pedrera, en vides de mas de 50 años, dispuestas en vaso con pie franco, sin patrón americano debido al suelo arenoso donde la filoxera no se puede desarrollar, con un material genético invariable desde hace siglos, la auténtica Tinta de Toro.
CAPITULO II (EL JEFE)
Y quien es el? pues Jabier Marquínez, enoloco, consultor, asesor de varias bodegas y en sus ratos libres escritor y pensador. Con 30 y pocos años de experiencia (que se dice pronto…) ha elaborado en 10 DOs diferentes mas de 25 variedades distintas. Pero como este capítulo sería muy muy largo si os cuento todo os dejo el enlace a la pagina web y así sabréis mas de él: www.zabdiwines.com y una foto por supuesto, para que pongáis cara al artífice.
CAPITULO III (LA VIÑA)
Aquí esta la joya de la corona, la preciosa viña La Pedrera, refugio de la fauna de la zona; rapaces, reptiles, hurones y aves comunes que la comparten con nosotros y nos alegran los sentidos cada vez que la visitamos. No tengo palabras para describirla, las imágenes lo dicen todo…disfrutad de las vistas. Ah! siiii, como veis, el suelo de pH acido es arenoso con multitud de cantos rodados.
CAPITULO III (EL VINO)
Y de éste voy a hablar un ratito, el gran protagonista de la historia, Banastero 2019, de como lo elaboramos y cuales son sus características.
Allá por el mes de septiembre y cuando la uva nos lo pide, recogemos los racimos como no podía ser de otra manera, de forma manual, en cajas y banastas. Cuando llegan a bodega despalillamos pero no estrujamos para hacer una segunda selección en mesa. Realizamos la fermentación en barricas nuevas de roble francés y americano donde descansa unos 3-4 meses hasta el momento de salir a la luz.
Para presentar nuestro vino en sociedad lo vestimos elegantemente, en botella bordelesa alta, sello y etiqueta con estampación en cobre con relieve, esas “B” de Banastero entrelazadas que nos recuerdan a las banastas que hacía mi abuelo a la lumbre del hogar. La contra, cargadita de información para las mentes curiosas como las nuestras…y el corcho natural de 45mm, no podía ser de otra manera.
CAPITULO IV (LA CATA)
Y ahora me pongo un poco seria y técnica, una cata somera (que ya dice el autor del blog que “quien pudiendo decir algo en diez palabras usa veinte, es capaz de cualquier otra mala acción” y por si acaso…)
A la vista, como era de esperar, es un vino de capa media-alta, color rojo cereza-picota intenso, con un precioso ribete violáceo, limpio y brillante.
En nariz , muy aromático, frutal, con predominio de fruta negra madura (mora y grosellas) regaliz y un fondo mineral y especiado aportado por las maderas sobre las que descansa.
En boca es un ataque goloso donde la fruta es la protagonista, con cuerpo y frescura con tanino maduro y un final laaaargo con una leve astringencia.
FIN
Hasta aquí la historia de un vino toresano iconoclasta, con solo 13,5 grados de alcohol, muy equilibrado en sensaciones, fácil de beber y fresco, cuya corta crianza respeta la fruta aportando un final fino y delicado. Absolutamente recomendable si además hablamos de relación calidad-precio; aprox 10 euros/ botella en tienda. Como bien reza el slogan de la casa “…un producto digno de un monarca sin que te cueste un reino…”.
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