Introducción
Hubo un tiempo en que los vinos que se elaboraban en los pueblos que hoy conforman la Ribera del Duero eran netamente rosados, o como se los conoció durante mucho tiempo, claretes.
Se trataba de un vino fresco, afrutado y muy fácil de beber con el que se disfrutaba en las propias bodegas excavadas en la tierra o en tabernas y en bares. Con la implantación de la marca Ribera de Duero se dejó olvidado este tipo de vino, pasando a un segundo plano en favor de tintos potentes llegando a estar casi desprestigiado. Hoy, las cosas, por el azar de las modas y los gustos, han cambiado, para bien, en mi modesta opinión, y numerosas bodegas se han lanzado a elaborar claretes con novedosas técnicas, más acordes a los tiempos, haciéndonos recuperar esos recuerdos de bodega, junto a padres y abuelos, que teníamos íntimamente guardados, pero no olvidados.
Hablando de nuestro protagonista
El vino que hoy os traigo es un ejemplo de esta nueva tendencia. Elaborado al 50% con las variedades tempranillo y albillo, se elabora por sangrado tras una brevísima maceración que le permite adquirir su color característico. Ese mosto yema es fermentado de forma espontánea a temperatura controlada, para mantener todos sus aromas, en depósitos de acero inoxidable, y desde ahí, tras un periodo de estabilización ya está listo para salir a ser degustado, evocando esos recuerdos de antaño, pudiendo volver a pedir un clarete en nuestro bar favorito.
Breves apuntes técnicos
3,2,1 ..se rueda. Preparando el escenario
En el siguiente video podéis ver como se llevó a cabo el proceso de descorche, percibiendo esas primeras sensaciones que nos transmite el contacto con el tipo de cápsula, etiquetas y tapón.
Con los 5 sentidos….bueno 3 en este caso
El proceso de cata, desarrollado en sus distintas fases quedó definido como se muestra a continuación
- Fase visual
- Vino de intenso color brillante, con marcada tonalidad rojo fresa y sutiles pinceladas rosas en los bordes, consiguiendo una armonía de color muy llamativa.
- Fase olfativa
- Destaca por su carácter acentuadamente afrutado, pudiendo distinguir en nariz intensos y agradables aromas a frutas rojas de larga persistencia.
- Fase gustativa
- En boca lo que más llama la atención es su frescura, consiguiendo un perfecto equilibrio entre acidez y el considerable grado alcohólico que posee para ser un rosado. Siguen presentes sabores afrutados que generan un elegante paso por boca y una notable persistencia.
Valoración
El vino se comercializa en una botella bordelesa, jugando un poco con la tradición, con encapsulado sencillo y corcho técnico 1+1, más que suficiente para preservar un vino como éste de consumo rápido.
El etiquetado es muy colorido y moderno, juega con los colores de las etiquetas y la definición del tipo de vino. En el reverso podemos ver la imagen de un gallo, retrotrayéndonos a la definición que del color de este tipo de vinos hacían nuestros mayores “ojo gallo”.
No se trata de un vino rosado al uso, de cooperativa, va un poco más allá. Debido a ese plus de calidad su precio puede oscilar entre los 5,70€ y los 6€, pudiendo parecer excesivo si tenemos en cuenta que podemos comprar por esos precios tintos jóvenes y robles que demandan mayores elaboraciones, aun así, su precio resulta inferior al compararlo con otros vinos rosados de la misma categoría ( Montecastrillo Rosado de Bodegas Torremilanos o Viña Pilar de Bodegas Felix Callejo).
Sin embargo, a pesar de su coste, una vez que lo probemos dejará en nosotros un agradable recuerdo que nos llevará a pedir de nuevo otra copa el siguiente día que nos encontremos frente a la barra de nuestro bar o taberna favorita.
Conclusiones.
No cabe duda que no todos los consumidores se decantan por los vinos rosados, pero en el caso de querer dar el paso y probar uno de ellos, tal vez, éste sería por el que se podría comenzar.
Es un vino fácil de beber, refrescante, muy adecuado para “chatear” sin sentir la pesadez de los tintos, pero también encaja perfectamente con multitud de platos, así, se muestra ideal para acompañar ensaladas, pastas y quesos, las tradicionales chuletas de lechazo a la brasa castellanas, pescados blancos y marisco. Además, muestra una perfecta combinación con postres, pudiendo constatar el famoso dicho de las gentes de Aranda.
El buen arandino, con el postre vino
Anónimo
Este vino trata de unir las tradiciones con las técnicas de elaboración enológicas más modernas, logrando un producto de gran calidad, que además es capaz de atraer a los consumidores más jóvenes que antes no se decantaban por el vino, ¡¡¡TODO UN GRAN ACIERTO!!!
Y allá va la despedida
Como así reza una conocida canción popular de la zona ribereña, para finalizar esta entrada podemos decir que gracias al renacer de vinos como este Hoyo de la Vega y otros muchos similares que ya llevan años comercializándose, se ha recuperado la vitivinicultura más tradicional de la Ribera del Duero en la que tienen cabida “claretes” que hasta hace poco sólo se podían encontrar en algunas cooperativas de algunos pueblos, que seguían manteniendo la tradición frente a la aplastante superioridad del “todopoderoso” tinto.
Bonus track
En la siguiente imagen podemos ver de forma resumida los datos más representativos del vino catado, en lo que viene a conformar la ficha técnica de nuestro rosado, Hoyo de la Vega 2019.
Ubicación
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