Es viernes, última hora de la tarde y bordeando el toque de queda (maldito Covid19) hay que hacer la compra.
Ya con todo lo necesario para sobrevivir una semana mas en el carro me dispongo a ojear el pasillo que despierta ilusiones entre los jóvenes un sábado por la noche.
Las estanterías están repletas de botellas de todos los colores, graduaciones y formas pero la mirada me lleva directamente al apartado de vinos donde de forma sutil me voy acercando como una leona acechando a su presa. ZAS! no hay tiempo de reaccionar, dos botellas de vino tinto caen al fondo del carrito sin que nadie se percate.
Solo queda huir del lugar del crimen y la parte mas difícil de todas, pagar. Van sonando los pitidos de la caja registradora aunque no parece importarle a nadie, saco la cartera la deslizo por el lector y me voy.
Un rato después ya en casa y con el vino refrigerándose medito sobre la aventura del día de hoy con la única intención de hacer esta maravillosa cata de dos vinos de mesa de hipermercado que os traigo hoy:
Vinos seleccionados para la cata
Vino tinto monovarietal Syrah, Mar de Uvas. Sin D.O.
Bodega, Viña Tridado. (Tarragona)
Grado alcohólico, 13,5%.
Añada 2019.
Precio 2,4€.
En este caso nos encontramos ante un vino embotellado “por para”, sin más datos que los que podemos observar en el reverso del envase y sin posibilidad de descubrir al artífice del producto, estilo de vinificación o procedencia exacta.
A primera vista no destaca del resto, botella bordelesa, una etiqueta corriente con ligero relieve y encapsulado morado.
La primera razón de su compra, la variedad de uva impresa en la parte frontal (No me puedo resistir siendo Syrah). La segunda, la novedad del producto, con algo menos de un año de cara al público es tentador probar vinos con pocas referencias.
Una vez abierto, con un cierre de corcho aglomerado que se desmenuza ligeramente al contacto con el sacacorchos se asoman los primeros aromas.
Ya en la copa puedo apreciar que es un vino límpido, de color cereza intenso no demasiado brillante y capa media.
Pasando a la fase olfativa, sin detectar ninguna anomalía a copa parada la primera impresión es agradable. Es un vino ordinario, con aromas primarios afrutados aunque de corta duración.
En movimiento el vino gana intensidad pero sin apreciar evolución alguna o quizás con toques demasiado sutiles que no me permiten descifrar el contenido.
En el apartado gustativo una primera impresión buena, tiene un toque dulce y untuoso.
De acidez viva sin ser excesiva y una potencia alcohólica suficiente, es redondo con taninos
maduros, algo suaves para mi gusto.
En retronasal se queda algo débil en cuanto a intensidad.
Como impresión final diría que estamos ante un vino armónico, con un posgusto directo de
persistencia corta y aunque sea un vino común de mesa está muy por encima de la media
que podemos encontrar en un hipermercado.
Excelente calidad/precio, sin duda para el día a día es un vino que no debería faltar en la despensa y que seguramente guste a la mayoría de comensales.
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Vino tinto monovarietal Merlot, Mar de Uvas. Sin D.O.
Bodega Viña Tridado. (Tarragona)
Grado alcohólico, 13,5%
Añada 2019.
Precio 2,4€
Es el momento de hablar del hermano “menor” de este par de vinos, personalmente no lo había catado hasta este momento y he quedado muy sorprendido en la rivalidad que hay a la hora de escoger al hijo predilecto y ganador.
Como en el vino anterior, la presentación es la misma cambiando tan solo el color del
encapsulado que en este caso es de un color rojizo.
Presentado en su copa tiene un color granate con capa baja. Es un vino brillante y limpio
con un matiz e intensidad claros.
En nariz sorprende, a copa parada ya se notan una serie de aromas primarios a fruta
bastante marcados. En agitación todavía más, muy destacado en este aspecto.
Una vez en boca es un vino ligero y fresco, de poca aspereza quizás se echa en falta un
tanino más marcado aunque este se encuentre maduro.
Como conclusión es equilibrado, un poco más de cuerpo y posgusto no le iría mal pero en
general un vino destacable igual que su hermano por la relación calidad precio que tiene
siendo un vino de a diario.
Nota extra, tras una segunda cata olfativa aparecen notas a regaliz y curry en retronasal,
siendo el primero más persistente y el segundo un toque fugaz pero intenso a especias.
Al final solo puedo añadir que es un agradable descubrimiento, tanto el Merlot en este caso como el Syrah que sin ser vinos de gama alta pueden plantar cara y sacar pecho ante otros vinos que cuesten tres y cuatro veces más.
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Llegamos al final de la cata y me despido de todos con un brindis a vuestra salud, espero que os haya gustado. Os dejo unas mini-encuestas por si queréis valorar los vinos.
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