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Nos gusta viajar, tenemos que reconocerlo.
Nos gusta conocer y experimentar cosas nuevas, poner en los viajes todos nuestros sentidos a flor de piel.
Estamos viajando, nos gusta viajar. Desde hace ya varios meses nos encontramos en un continuo viaje. Nuestros viajes son muy peculiares por dos motivos, uno, es que viajamos sin movernos de nuestro lugar de origen y dos, viajamos con la vista, el olfato y el gusto.
Cada viernes uno de nosotros elige un lugar y todos nos desplazamos allí. Hemos ido a Valencia, Canarias, Nuevo Mundo, Chile, Argentina. Nos hemos quedado en casa La Rioja, hemos visitado a nuestros vecinos, La Rioja Alavesa, Navarra. Nos han llevado a Palencia, Extremadura y seguro que me dejo algún sitio que en estos momentos no logro recordar.
Hoy me ha tocado a mí elegir el lugar. Nuestro viaje, Galicia.
Sus cinco Denominaciones de Origen Rias Baixas, Ribeiro, Monterrei, Ribeira Sacra y Valdeorras nos ofrecen una gran diversidad de vinos blancos y tintos mundialmente conocidos.
Galicia se encuentra al noroeste de la Península Ibérica.
Viejos montes de abruptas pendientes, ondulados relieves, escasas llanuras y tierras bañadas por el mar, lugar donde la vid intenta ocupar cada rincón de estas tierras milenarias.
Su situación; el clima marítimo, suave y húmedo con escasas horas de sol. La gran variedad de suelos. Suelos arenosos que son expresivos en nariz, arcillosos que nos dan vinos estructurados en boca, pizarrosos que dan un perfil mas mineral al vino. Todo esto, junto con la tradición, el esfuerzo, evolución, modernización y el trabajo de sus gentes, dan como resultado un vino de una acusada personalidad.
Hoy en día para que el vino perviva en botella, se realizan crianzas en barrica y sobre sus lías aportándoles cuerpo y estructura.
En este viaje opte por los vinos blanco y de entre todos ellos elegí;

 

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Colección Costeira, Treixadura do Ribeiro. Vitivinícola del Ribeiro, Valdepereira-Rivadavia (Ourense) 2012.
Viñaredo, Godello de Valdeorras. Bodega Santa Marta, Villamartín de Valdeorras (Ourense) 2012.
Viña Costeira, Ribeiro. Vitivinícola del Ribeiro, Valdepereira-Rivadavia (Ourense) 2012.
Eduardo Peña, Castrelo do Miño, Ribeiro. Bodega Eduardo Peña, Barral, Castrelo do Miño (Ourense) 2012.
Pazo San Mauro, Albariño da Rias Baixas. Bodega Pazo san Mauro, Porto, Salvatierra de Miño (Pontevedra) 2012.
Maior de Mendoza – Albariño de Rias Baixas. Bodega Maior de Mendoza S.L., Villagarcía de Arosa (Pontevedra) 2012.

 

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Nos propusimos un reto, a ver si éramos capaces de diferenciar el Ribeiro del Albariño, así como su elaboración y evolución, ya que como podéis ver, estamos ante dos Ribeiros y dos Albariños de características similares pero con caracteres muy distintos.
Iniciamos nuestro viaje, comenzando con el Godello y Treixadura. Su cata se realiza en individual para poder apreciarlos en su totalidad, ya que para muchos de nosotros era la primera vez que probábamos esta variedad. Nos encontramos ante unos amarillos pálidos, brillantes y limpios; con aromas florales y a frutas; ligeros en boca y con acidez equilibrada. Nos Sorprendieron y gustaron pero, no podíamos relajarnos, nuestro reto nos estaba esperando y el sentido de la vista retoma su viaje.
Al igual que en los anteriores, ante nosotros se nos presentaron una gran gama de amarillos, amarillos pálidos, amarillos con toques verdosos, amarillos dorados por el paso del tiempo,… La nariz entra en escena, y aquí la cosa se complica, son muchos los matices a tener en cuenta; la tierra, el clima, la variedad, la maduración, la elaboración. No resulta fácil. Apreciamos aromas florales, cítricos, vainillas, alguna especia… pero todo esto no nos es suficiente para diferenciarlos por lo que el gusto, sin pedir permiso, se abre paso, y en boca nos encontramos con unos vinos ligeros, frescos, afrutados, equilibrados, untuosos…
Creímos que el gusto nos iba a ayudar a resolver nuestro dilema, pero no fue así.
La inquietud aumentaba. Nos mirábamos unos a otros y nos decíamos…- No es fácil… no es fácil…-.

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Os preguntareis si fuimos capaces de superar el reto. Bien, como todos sabemos “Lo que sucede en las Vegas, se queda en las Vegas”, pero lo que si os diré es que para poder diferenciar un Ribeiro de un Albariño no nos basta solo con la vista, el olfato y el gusto. Tenemos que viajar con el tacto y el oído, ir a Galicia y poner a flor de piel todos nuestros sentidos.
El viaje ha llegado a su fin y como en todos los viajes, con este también, hemos aprendido, aceptado, acertado y equivocado.
Reflexiono sobre nuestros viajes. Me gusta viajar. Nos gusta viajar.

Presentación del trabajo expuesto en clase “Denominación de origen Galicia”

DO Galicia

Pilar Caballero Fernández